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miércoles, 13 de abril de 2016
La bendición de las frutas frescas
Estoy muy agradecida a Dios de que cuando Adán perdió su
hogar edénico, el Señor no lo privara de la provisión de frutas. (Nota: Carta
157, 1900*)
El Señor desea que los que viven en los países donde se
pueden obtener frutas frescas durante gran parte del año, reconozcan la
bendición que tienen en ellas. Cuanto más dependamos de las frutas frescas tal
como se las saca del árbol, tanto mayor será la bendición. (Nota: (1902) J.T. 3,
134*)
Sería bueno que cocinásemos menos y comiésemos más frutas al
natural. Enseñemos a la gente a hacer consumo copioso de uvas, manzanas,
duraznos y peras en estado fresco, así como de toda otra clase de fruta que se
pueda obtener. Prepárense dichas frutas para el consumo invernal poniéndolas en
conserva, usando vidrio, hasta donde sea posible, en vez de latas. (Nota: (1902)
J.T. 3, 137, 138 *)
Para un estómago dispéptico, podéis
colocar sobre vuestras mesas frutas de diferentes clases, pero no demasiadas en
una comida. 366 (Nota: (1870) J.T. 1, 191*)
Quisiéramos recomendar
especialmente la fruta como un agente de salud. Pero ni siquiera la fruta debe
ser consumida después de una comida completa de otros alimentos. (Nota: MS 43,
1908*)
Las legumbres y las frutas bien preparadas en su
correspondiente estación serán benéficas, si son de la mejor calidad, y no
muestran la menor seña de podredumbre, sino que son sanas y completamente libres
de toda enfermedad y corrupción. Mueren más personas de lo que nos imaginamos
por comer frutas y legumbres en estado de descomposición, que fermentan en el
estómago y producen envenenamiento de la sangre. (Nota: Carta 12, 1887*)
Un régimen alimenticio sencillo pero abundante y variado de frutas
es la mejor alimentación que puede colocarse ante los que se preparan para la
obra de Dios. (Nota: Carta 103, 1896*)
Parte de un régimen adecuado
Los cereales,
las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres constituyen el alimento
escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más sencillo y
natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una
fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un
régimen alimenticio más complejo y estimulante. (Nota: (1905) M.C. 228*)
En los cereales, las frutas, las legumbres,
las hortalizas y las frutas secas oleaginosas (nueces) han de encontrarse todos
los productos alimenticios que necesitamos. Si acudimos al Señor con sencillez
de mente, él nos enseñará cómo preparar alimentos sanos libres de la corrupción
de la carne. (Nota: MS 27, 1906*)
Un régimen temporario a base de
frutas
La intemperancia en el comer es a menudo causa de
enfermedad, y lo que más necesita la naturaleza es ser aliviada de la carga
inoportuna que se le impuso. En muchos casos de enfermedad, el mejor remedio
para el paciente es un corto ayuno, que omita una o dos comidas, para que
descansen los órganos rendidos por el trabajo de la digestión. Muchas veces el
seguir durante algunos días una dieta de frutas ha proporcionado gran alivio a
personas que trabajaban intelectualmente; y un corto período de completa
abstinencia, seguido de un régimen alimenticio sencillo y moderado, ha
restablecido al enfermo por el solo esfuerzo de la naturaleza. Un régimen de
abstinencia por uno o dos meses convencerá a muchos pacientes de que la
sobriedad favorece la salud. (Nota: (1905) M.C. 180*)
Reemplacemos los artículos dañinos
En
nuestras instituciones médicas debe darse instrucción clara sobre temperancia. A
los pacientes se les debe 368 mostrar el perjuicio de las bebidas alcohólicas
intoxicantes, y la bendición de una abstinencia total. Se les debe pedir que
eliminen las cosas que han arruinado su salud, y que las reemplacen por
abundancia de frutas. Pueden obtenerse naranjas, limones, ciruelas, duraznos y
muchas otras variedades; porque el mundo del Señor es productivo sí se realiza
el esfuerzo necesario. (Nota: Carta 145, 1904*)
. Evítese el uso de
mucha sal y el de encurtidos y especias, consúmase mucha fruta, y desaparecerá
en gran parte la irritación que incita a beber mucho en la comida. (Nota: (1905)
M.C. 235*)
Envasado y secado de frutas
En cualquier
parte en que abunde la fruta, hay que conservar abundantes cantidades para el
invierno, ya sea en frascos o latas, ya desecadas. Pueden cultivarse con ventaja
frutas menudas, como grosellas, fresas, frambuesas, zarzamoras, etc., en los
países en que este cultivo es escaso o descuidado. (Nota: (1905) M.C. 230*)
Para la conservación de frutas en la casa, los envases de vidrio
convienen más que las latas. Es de todo punto indispensable que la fruta que se
ha de conservar esté en buenas condiciones. Úsese poco azúcar, y no se cueza la
fruta más del tiempo indispensable para su conservación. Así preparada, la
conserva de fruta es excelente sustituto de la fruta fresca.
Donde las
frutas desecadas, como uvas pasas, ciruelas, manzanas, peras, melocotones y
albaricoques o damascos, puedan obtenerse a precios moderados, se verá que
pueden emplearse como alimentos de consumo corriente mucho más de lo que se
acostumbra, y con los mejores resultados para la salud y el vigor de todas las
clases de personas activas.
La compota de manzana, puesta en
frascos, es sana y deliciosa. Las peras y las cerezas, si pueden conseguirse,
constituyen una excelente compota para uso durante el invierno. (Nota: Carta
195, 1905*)
Si podéis conseguir manzanas, estáis en buena situación
en lo que concierne a frutas, aunque no tengáis ninguna otra cosa... Yo no creo
que sea esencial una gran variedad de fruta. Sin embargo ésta debe ser recogida
y conservada con cuidado en la estación para ser usada cuando no hay manzanas a
disposición. Las manzanas son superiores a cualquier otra fruta como un producto
de cultivo que siempre se tiene a mano. (Nota: Carta 5, 1870*)
Directamente de la huerta
Existe otra
ventaja que se obtiene cuando se cultivan frutales en relación con nuestros
sanatorios. En esta forma puede obtenerse para poner a la mesa fruta
absolutamente sana y recién cortada. (Nota: MS 114, 1902*)
Las
familias y las instituciones deben aprender a hacer más en materia de cultivo y
aprovechamiento de la tierra. Si la gente solamente conociera el valor de los
frutos de la tierra, los cuales se producen en su correspondiente estación, se
harían esfuerzos más diligentes para cultivar el 370 suelo. Todos deben
familiarizarse con el valor especial de las frutas y las legumbres frescas
traídas de la quinta o de la huerta. A medida que aumenta el número de pacientes
y de estudiantes, se necesitará más tierra. Pueden plantarse vides, lo cual hará
posible que la institución produzca sus propias uvas. La huerta de naranjos que
está en el lugar puede ser una ventaja. (Nota: MS 13, 1911*)
Title : LAS FRUTAS
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